La encontró una tarde lluviosa, acurrucada y asustada en medio de la gente. Sin pensarlo mucho la tomó entre sus brazos y la llevó a casa. Al llegar la secó como pudo y recién delante de un tazón de leche la vio abrir sus ojitos agradecida y confiada. La gatita luego de acariciarla durante un rato con su graciosa cola se trepó en la chimenea y se durmió tranquilamente. Fue allí donde la encontró Gerardo, cuando a las siete llegó del trabajo, cansado y malhumorado. ¿Pero qué hace este animal encima de la chimenea Rosa? Gritó. ¿Rosa, Me escuchas? Bueno la encontré en la calle y me dio pena...Respondió ella ¿Pena?.. Pena deben darte mis pobres pantalones que empezaran a lucir llenos de pelos y qué dirán en la oficina?. No, ni hablar.. Deshazte de este bicho, mañana mismo! Sentenció Gerardo antes de ir a tomarse una ducha. Rosita sin decir nada más, cogió a la gatita y se la llevó al cuarto de los trastes y allí la instaló en una cajita de cartón. Mira pelusita, cuando llegue Gerardo te vienes para acá y asunto terminado. Le dijo. Así fue como Pelusita se quedó en la casa con Rosita, a quien seguía a todas partes. Por su parte Rosita estaba contenta de tener tan amena compañía y hasta cuando se iba de compras, la gatita la esperaba en el tapete de la entrada. Pero eso sí, debía pasar y repasar la ropa de su marido para que él no encontrara ni un solo pelo de gato y aspirar varias veces los sillones donde él iba a sentarse. En la noche cuando él llegaba pelusita corría a su cajita de cartón y no se aparecía en toda la noche. Pasaron las semanas y no volvieron a hablar de la gatita, pero Gerardo, aunque no tenía queja de la pulcritud de su ropa ni de la limpieza de la casa, sabía que la gatita seguía allí y esa idea lo contrariaba. Le molestaba saber que su mujer no le hiciera caso y peor aún que estuviera tan encariñada con ese animalito...Un domingo en que Rosita había salido a comprar víveres, Gerardo empezó a buscar por todas partes el escondite de la gatita, hasta que por fin la encontró acurrucada en su cajita. Ah ya te descubrí! Dijo frotándose las manos antes de agarrarla y llevarla hasta la puerta de salida. La llevó dos calles abajo y allí la dejó. Y no vuelvas más ! Le dijo espantándola...Desde ese día Rosita no volvió a encontrar a la gatita y por más que la llamó y la buscó por todas partes, ella no apareció. Los días empezaron a parecerle tristes y silenciosos, ya que extrañaba la alegría y compañía de Pelusita. Una semana después vino el vecino con la mala noticia de que había encontrado en su patio colindante el cuerpo de su gatita.- Parece que quiso subirse a la cornisa de la ventana para entrar por allí, pero la teja estaba suelta y se cayó. La mala suerte fue que cayó en la reja y bueno al menos creo que murió al instante. -Terminó de decir el vecino entregándole el cuerpo sin vida de su Pelusita. Cuando Gerardo volvió a casa encontró una nota de su mujer que le anunciaba que había ido a pasar unos días en la granja de sus padres, por causa de un entierro. El adivinando de que entierro se trataba, pues el vecino le había contado la historia; decidió esperar con paciencia la vuelta de su mujer. Pero los días pasaban lentos, sobre todo las noches y él sentía la ausencia de Rosita. La había llamado varias veces pero ella le contestaba triste diciéndole que le hacían falta unos días más. Una noche que llegó más tarde y más cansado que de costumbre se quedó dormido en el sillón de la sala. Ya casi a la madrugada lo despertaron unos maullidos de gato. Fastidiado se levantó para cerrar la puerta del balconcito cuando sus ojos se toparon con los de Pelusita. -Gata endemoniada todavía andas fastidiándome! - Gritó mientras trataba de atraparla, pero por casualidad se le cruzó en su camino un juguete de la gatita, tropezó con el y se fue de bruces por el balcón. Al día siguiente lo encontraron muerto encima de la reja. Parece que estaba medio dormido, resbaló y cayó por el balcón..- Le dijeron a Rosita.
Poco tiempo después Rosita se mudó a la granja de sus padres en el campo, donde poco a poco olvidó sus tristezas...
ilustración Lilian Zampol
10 comentarios:
q miedoo!!! vino la muerte y se las cobro , q nervios!!!!!! :)
terrible castigo. un cuento aterrador.
Nena los pelos como escarpias, no por el miedo, que si he pasado un poquito, sino por ver que un animalito, una gatito y la mala conciencia de un ser humano pueden cambiar la historia de una mujer.
Abonada a tu blog.
que lindo
y despues que paso soy cande
Creo q no fue venganza sino carma
Aterrador
Que malo gerardo por que prácticamente el mato a pelusita y por el carma se término muriendo
Fue gran el misterio y después de todo era un simple gato 🐱. Y el un viejo rancio no?
Gato 🐱.
Hola amiga....te escribo desde Chile....me encantó tu cuento es muy entretenido y ademas tiene mucho suspenso. Me gustaría contar con tu autorización para realizar un ejercicio con mis alumnos de educación primaria...desde ya gracias y un abrazo.
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