Hacía tiempo que no salía de mi madriguera y demasiado acostumbrada a mi escondrijo me sentía extraña entre tanto ajetreo, pero el contacto con el aire fresco de la tarde y los viejos olores de la calle me devolvieron un poco la tranquilidad....Caminé sin prisas, sin rumbo, solo llevada por el placer de sentirme libre y escuchar el murmullo lejano del mar. Fue entonces que como llevada por un sortilegio me dirigí hacía ese mar que me llamaba con su loca melodía... Pasé por un puente y crucé al otro lado de la ciudad....Allí las calles estaban menos concurridas y se podía escuchar mejor el sonido de las olas chocar con el rompeolas y el aletear de las gaviotas....
Sabía que era tiempo de partir.. De alejarme de aquel lugar y volar lejos, como las aves en busca de nuevos horizontes.... Pero una parte de mí se negaba a hacerlo; quizás por decidía, costumbre o sabe Dios por qué extrañas razones.. Razones que ni yo misma comprendía; pero a pesar de todo, siempre esperaba una señal, una señal que me indicara el nuevo rumbo; pero el destino se negaba a dármela y muy por el contrario me daba nuevos incentivos para permanecer allí.. Por eso debía escapar...Alejarme abruptamente y emprender el vuelo...
Casi sin darme cuenta las horas fueron pasando y un velo violáceo cayó sobre el cielo llenándolo de mil reflejos y en medio de aquel juego de luces y sombras timidamente una pálida luna se asomó..
De pronto, en ese extásis de colores y sensaciones, sentí que la ropa se me desgarraba y entre los jirones de tela aparecían unas voluptuosas alas.....
y fue así, como si estuviera en un sueño, que me dirigí hacia el barandal del puente y emprendí el vuelo....
Ilustración ilustracón mía sobre una foto encontrada en internet...
2 comentarios:
a veces es el momento de irse...me gustó
Bella historia Denisse.
Ha sido un placer conocer tu blog.
mariarosa
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